Semana Medieval (I)


Desde hace diez años, la semana anterior a la festividad de Santiago la ciudad de Estella y sus comercios se visten de gala, y la Asociación de Comerciantes organiza una Semana Medieval en la que confluyen grupos de animación recorriendo las calles, conciertos, teatro, y muchos comercios decorados para la ocasión.

Semana que culmina con calles y plazas repletas de puestos de venta de productos artesanos, y con numerosas personas que delante del público muestran su habilidad para forjar el hierro, tallar la piedra, trabajar la madera, y muchas cosas más. A este colofón, que se desarrolla durante el sábado y el domingo, y se conoce como Mercados de antaño y Rúa de los oficios, dedicaré otro reportaje.


La Semana Medieval comienza a media tarde del lunes, cuando un grupo de teatro hace una escenificación sobre el mercado de Estella, que nacido con la ciudad, allá por el lejano siglo XI, ha conformado el carácter de la ciudad y de sus habitantes.


Es un ave de cetrería la que lleva en sus garras el pregón que desde el balcón del más noble y artístico edificio de la plaza de los Fueros leerá la persona que el año anterior fue galardonada como "Estellés del año". Este año le ha correspondido el honor al torero Francisco Marco.


Al pregón le sigue un festival en el que niños y mayores disfrutan viendo las habilidades y evoluciones de una gran variedad de aves.


Y sus caras pasan de la curiosidad y la expectación, a la inquietud y el temor


La plaza se convierte en un escenario en el que cada animal desarrolla la habilidad para la que ha sido adiestrado.


Águilas, halcones, búhos y otras aves reinas del día y de la noche surcan el aire siguiendo señuelos cuyo alcance se convierte en premio, y las siniestras aves carroñeras son mostradas a la curiosidad del espectador.


Aves lindas de ver, pero que, a juzgar por la cara del niño que la sostiene, impone su proximidad y contacto.


A partir del lunes, todos los días la ciudad se llena de buhoneros,


saltimbanquis,


hombres-orquesta,


o abanderados italianos como éstos de Castelli d´Italia (Plugia),


que a la vistosidad de su vestuario y a la rotundidad de su música unen su habilidad para el manejo de las banderas (en el ángulo inferior derecho vemos al abanderado, que con cuatro banderas, y utilizando brazos y piernas, forma imágenes, las lanza al aire, etc.),


o componen figuras acrobáticas.


Personajes de lo más variopinto. Unos muestran su habilidad para la caracterización; otros para la acrobacia.


Algunos intentan infundir temor, y las comparsas recorren la ciudad con sus músicas.


Los hay que buscan la colaboración de los niños,


o montan teatrillos para deleite de los adultos.


Tampoco faltan los peleles.


Todo cambia. Así, mientras la ciudad se muestra engalanada con banderolas que cuelgan de calles y fachadas, los comercios decoran sus escaparates,


transforman su interior (en la foto, el establecimiento de electrodomésticos Electropax convertido en un castillo artúrico. Esta tienda, con otro decorado, ha obtenido este año el primer premio a la decoración comercial, premio que también obtuvo los años 2004 y 2006),


o invaden la calle con sus decoraciones. A la derecha de la foto, el bar Pigor, premiado en el apartado de hostelería.


Con frecuencia, rescatan elementos que formaron parte de nuestras vidas. En la foto, el toldillo con el que hasta hace varias décadas se daban sombra los hortelanos estelleses que en el mercado de los jueves vendían sus productos.


Cada establecimiento, con elementos similares imprime a su tienda o escaparate un sello distinto.


Gallinas, corderos, patos, o chivos, se muestran al alcance de los niños.


La banda de música, cuelga su uniforme y se une a la fiesta.


Las bolilleras de la ciudad salen a elaborar sus encajes.


Y niñas con aspecto renacentista se inician en el comercio ofreciendo sus manualidades.


Junto a su lado festivo las jornadas también tiene su faceta académica, y en la Semana de Estudios Medievales (al amparo de la que ha surgido todo, y que este año ha celebrado su XXXIV edición) seminaristas y profesores de diversos países exponen los últimos trabajos e investigaciones sobre un tema preestablecido. Este año tocó el turno a "Movimientos migratorios, asentamientos y expansión entre los siglos VIII a XI", y el año próximo disertará sobre "La historia medieval hoy; percepción académica y percepción social".

La Semana de Estudios Medievales de Estella tiene su momento epicúreo, y terminaba con la cena medieval (este año, desconozco las razones, no ha habido tal cena) con la que la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Estella obsequiaba a seminaristas y ponentes. Cena que se celebraba en la iglesia del convento de Santo Domingo, al que he dedicado dos reportajes, y cuyo yantar amenizaban músicos, juglares y danzantes.


Si la cena medieval está (estaba) reservada a seminaristas y profesores, cualquier persona puede degustar una leche con canela, una tarta de Santiago, una torta de chanchigorris (ensaimada), una alpargata (especialidad local creada por Pastelería la Ángela hace más de cien años), u otros variados productos que diariamente salen del obrador de la pastelería más antigua de la ciudad.

Nota: las fotografías corresponden a las cuatro últimas Semanas Medievales. Unas actividades se repiten, otras cambian, pero con el material de cada una de ellas se podría preparar un reportaje completo.

Agosto 2007

Si desea ser avisado de las novedades del sitio, SUSCRÍBASE.


 
© Javier Hermoso de Mendoza