BLANCA ESTELLA II

El invierno seco y cálido en el que las margaritas mostraban flores que libaban las abejas, y las ardillas saltaban de rama en rama olvidando la invernada, nos mostró su antigua cara de nieve y frío, compañera inseparable del temporal más gélido de los últimos veinte años, esparciendo temperaturas siberianas en la meseta, y nieve en las playas del Mediterráneo.

Estella y su comarca ha sido la zona navarra en la que más se ha cebado el temporal, dificultando las comunicaciones y la actividad ciudadana, y obligando a cerrar colegios y otras actividades.

Con sus cuatro grados bajo cero en la madrugada del 27, y varios días de nieve sobre hielo y hielo sobre nieve, a los que tenemos más de medio siglo nos ha hecho recordar aquellos inviernos interminables de frío, cabras y sabañones que no hemos sufrido desde la adolescencia, y que desaparecieron como han desaparecido las "cabras" del diccionario (rosetones que el calor de brasero producía en las piernas), y los braseros de las casas.

Este año, el tiempo revuelto nos trae el crudo invierno cuando debería preparar el camino a la suave primavera. Pero como en este momento no pretendo tratar sobre el cambio climático que estamos provocando, os ofrezco las imágenes del temporal que hemos padecido (y disfrutado) del 25 al 28 de enero de 2005, procurando no repetir los motivos del reportaje Blanca Estella I.


Después de una intensa nevada, la luna, en el amanecer, nos avisa de que tras la nieve...


...ha llegado el hielo, con su peligro...


...y escultural belleza, como la que ofrecen...


..."los dragones" de la plaza de Santiago.


La luna también nos avisa de que dará paso al sol, lo que nos permitirá pasear por Los Llanos...


...deleitando la vista con bellas formas y rincones.


Pero el sol es débil, y parece jugar al escondite ocultándose detrás de fuertes borrascas que extienden un manto gris sobre la ciudad, ocultando siluetas y colores...


...como los que ofrece el reconstruido puente medieval, la fachada al río de la calle Ruiz de Alda, la impresionante iglesia-fortaleza de San Miguel Arcángel, o...


...el edificio de "El Ché", que, mientras piensa en la riada que se avecina, baja las pestañas preocupado.


Sin embargo, el temporal no es obstáculo para que los niños saquen sus pequeños trineos y busquen una pendiente por la que deslizarse.


Y cuando no hay nada más adecuado, un pequeño montículo de nieve y una humilde caja de cartón son suficientes para que futuros deportistas se sientan émulos de los grandes esquiadores.


Más afortunados, mientras los adolescentes pasean melancólicos su amor, otros niños pueden deslizarse horas y horas...


...si tienen una paciente mamá que les sirva de remonte...


...o un progenitor que los arrastre.


Pero no todo es actividad: "la mona" de la plaza de San Martín, obligada a permanecer inmóvil, no parece disfrutar...


...tanto como la escultura de Henri Lenaerts, "El placer de vivir", que espero sientas tú al contemplar estas imágenes, como lo he sentido yo al prepararlas.


Tampoco se mueve Santiago, quién contempla adusto y preocupado...


...el paisaje nevado por el que discurre el camino que...


...sorteando dificultades y peligros...


...lleva a Compostela, y por el que yo me ausento para preparar el próximo reportaje, porque...


...con frío o calor, nieve o sol, la vida sigue.

Enero 2005

Si desea ser avisado de las novedades del sitio, SUSCRÍBASE.


 
© Javier Hermoso de Mendoza